Festa del Maio
Cuando uno está en una fiesta de un pueblo no debe limitarse a ir a la verbena y emborracharse sin más. Tiene que disfrutar de las tradiciones y de la gente del pueblo. Intentar ser uno más. Eso hice yo, desde las 5 de la tarde hasta las 11 porque luego entré en fase ubriaco hasta las 6 de la mañana, una hora más que aceptable para agarrarme a las dos últimas amigas que partían a casa y asegurarme de llegar sano y salvo.
En Lamon, la Fiesta del Maio es la más importante junto a la Fiesta del Fagiolo (que se celebra en septiembre). La bella tradición del Maio consiste en robar un pino de una fracción vecina, pelarlo, ponerlo bonito y alzarlo en tu fracción. Yo ayude a la fracción de Sala en esta divertida tarea. El diluvio universal nos cayó durante el alzado pero aquí, ni el apocalipsis retrasa la fiesta.
Después fuimos a la peña de Sala a cenar parrillada y un sinfín de platos y postres. La cerveza y el vino no faltaban. Al principio estaba pegado a Irene, pues era el extranjero en una gran familia, pero en poco tiempo ya era uno más, hasta perdí mi dignidad, perdiendo 20 pulsos con el simpático hombre de la foto de abajo. Aunque perder contra Hulk tampoco es tan malo, ¿no?...hehe.
El resto de la noche marchó como en toda fiesta de pueblo, de peña en peña y de cerveza en cerveza. No hace falta entrar en más detalles.
Giornata Ecologica en el lago Senaiga
Aquí no todo es fiesta, no os vayáis a pensar. También nos levantamos un domingo a las 7 de la mañana para recoger la basura que hay en la cuneta de la carretera. Pensaba que algo de basura iba a ver, pero no 30 años de basura acumulada. Que la basura y la naturaleza eran ya uno.
Recogimos un montón basura. Plástico a punta pala, botellas para llenar una bodega, garrafas, neumáticos y demás cosas muy simpáticas. Pero el lugar, aunque con mierda, es una maravilla. Un lugar que con la compañía de Lorenzo es un placer para disfrutar.
Finalmente, después de un buen trabajo, tocó una buena comida con la gente del grupo Alpini y protección civil. Un pranzo de lo más agradable y rodeado de gente muy simpática. Un lugar idóneo para mejorar el italiano mientras comes parrillada y polenta (o como la llamo yo, Cibo per Uccelli).
También había un niño rondando por ahí montado en los típicos coches de juguete motorizados que se ven por Madrid, pero en vez de un coche deportivo era un tractor en toda regla con su remolque incluido. No sé, me hizo gracia.
Para finalizar, una foto de toda la mierda que sacamos mis dos compis y yo. No debe estar nada mal porque todo el mundo se sorprendió por la cantidad que había, así que mal no lo hicimos.
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