miércoles, 23 de abril de 2014

3. Rovigo y Ferrara



Trabajar, lo que es trabajar, pues de momento poco. Así que aprovechamos a escaparnos finde si, y finde también. Esta vez, tocó visita a casa de nuestras compañeras de Rovigo. Una casa bastante majilla cerca del centro de Rovigo. 

Llegamos por la tarde-noche, cenamos algo y fuimos a tomar algo al centro. Mas bares, mas tiendas, mas cosas en general, digamos que es lo que tiene estar en una ciudad y no en un pueblo de montaña. Lo más curioso de esa noche es, que me preguntaran cada vez que conocía a alguien nuevo, el porqué de venir a Rovigo, lo que me dio a entender que era una ciudad con poco que ver. Y en efecto, tiene poco que ver. 

Pero nuestras compis tenían un as en la manga y nos consiguieron a través de un amigo bicis gratis para todo el finde. Un puntazo, porque eramos 11. El sábado 40 km de pueblo en pueblo y bordeando el río Po. Es increíble lo plano que es este país. Usar la bici aquí es un placer.


Muchas horas de bici y menos mal que iba con Laura. Todo el camino haciéndonos fotos choras en cada sitio que veíamos, hacia ameno la competición de ver quién terminaba primero la vuelta a Rovigo, que hacía el resto. En resumen, mucha bici, muchos pueblecitos, mucho rió, algo de lluvia para refrescarnos y mucho helado para reponer fuerzas.


El domingo fuimos a Ferrara, una ciudad muy chula con castillo, catedral y muralla. Una muralla que rodea toda la ciudad y que nos la recorrimos con las bicis. Un día acompañados de Lorenzo, paseando con la bici, relajándonos en los parquecillos y echándonos unas risas.



La verdad que conseguir tumbarse en un parque con esta gente es harto difícil. Les pones un destino y hay que llegar cueste lo que cueste. La ventaja de esto es que los 2 minutos 4 segundos y 3 centésimas que te dejan tumbarte es un verdadero placer de reyes.


A parte de conocer los pueblos y ciudades de la zona también hacíamos incursiones nocturnas a los bares de Rovigo, para estudiar a la fauna italiana de la zona. Claramente, en estas incursiones perdíamos adeptos, siendo finalmente solo el frente español y francés el que se atrevía en estas peligrosas campañas. Incursiones en las que el dúo de Lauras dejo claro desde el principio que eran la cabeza de batalla. No había italiano que no se dejara caer por la zona española para deleitarse del buen italiano que estas dos chicas soltaban por sus bocas. Curiosas noches y curioso dúo. Dúo que se forjo en Venecia tras una noche loca pero eso ya es otra historia.

Finalmente decidimos disfrutar de los manjares de la gastronomía italiana, en un restaurante en frente de la Catedral de Ferrara. Una exquisitez.


Próxima parada...Vicenza, Verona y lago de Garda...en 2 días...

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